Probasket

Entender el baloncesto de formación

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3x3, es el baloncesto que viene, el nuevo baloncesto. 

Tras sesenta años dedicado a entrenar baloncesto cinco contra cinco, me estoy dando cuenta de que ya no sirvo para esto. Aclaremos algo, no es que no sirva. Los conocimiento están ahí, no han desaparecido de repente. Las ganas, aunque adecuadas a la edad, también se mantienen. Sin embargo, se me hace cada vez más difícil encontrar un grupo de diez o doce chicos que estén dispuestos a jugar. Y que puedan hacerlo. Que no existan demasiadas cosas que les impidan entrenar y jugar con la dedicación, física y mental, que requiere este deporte. Que la motivación por jugar no sea más que aprender y mejorar lo que practican. Que los niveles, los innumerables niveles que han implantado algunas federaciones, y que no han hecho más que desvirtuar el placer de jugar, no les limite la visión del juego como tal. Ni a ellos, ni a sus padres, ni al club del que forman parte.

No hace mucho, un buen amigo con el que tuve la suerte de coincidir en un equipo a lo largo de tres temporadas y que ahora disputa encuentros del World Tour de 3x3, me comentaba riéndose de mí que no entendía como no me gustaba esta nueva modalidad cuando en nuestros entrenamientos era una situación básica y de práctica diaria. Me encogí de hombros. No supe qué contestarle, pero esa era la realidad en aquel instante. No me gustaba el 3x3. 

Poco a poco, intentando profundizar sobre el tema me di cuenta de mi error. Enfocaba el 3x3 desde la perspectiva de un entrenador que se ha dedicado siempre al cinco contra cinco. Nada que ver. O muy poco. Quizás había llegado el momento de cambiar mi mirada.

La primera pregunta que me hice fue: ¿el 3x3 es o no es baloncesto? Desde un primer y superficial punto de vista, lo es. Los jugadores han de saber, igual que en el cinco contra cinco, manejar el balón (botar), tirar, pasar, rebotear y defender. Todo ello bajo el prisma de la técnica individual. También ocupar con acierto los espacios de que disponen, saber realizar bloqueos directos e indirectos. A partir de ahí todo cambia. Estamos ya hablando de otro deporte.

Lo que más me ha llamado la atención del 3x3 y que, por ahora, más me motiva para empezar a entenderlo y trabajar en este formato del juego, es la ausencia de entrenador en los partidos, en las competiciones. En otras palabras, los entrenadores empezamos a sobrar, ya no nos necesitan. Al menos de cara a la galería y como condición imprescindible para que el juego siga su camino, siga existiendo como tal. En demasiados casos en el baloncesto actual, tanto en equipos profesionales como en los mal llamados de formación, la figura del entrenador se ha convertido en un actor de teatro cuya actuación raya en el histrionismo más puro. La pregunta que me viene a la cabeza de inmediato es si el baloncesto 3x3 será capaz de atraer a entrenadores que solo deberán dedicarse a entrenar, a formar jugadores para que aprendan a solucionar ellos solos las dificultades que irán encontrando en el juego. Su labor deberá desarrollarse en oscuros pabellones, en pistas alejadas del ruido de masas que implica en menor o mayor medida la competición cinco contra cinco. La labor de formación alcanzará por fin y quizás su máximo exponente. Formar para que cada jugador, con su reducido número de amigos (llamémosle tambien equipo por ahora) sea capaz de pensar y evolucionar por sí mismo. Finalmente el entrenador como acompañante de un proceso, no como actor protagonista.

¡Cuidado con las profecías!

Un profeta, en nuestro caso un entrenador-profeta, suele ser alguien que sabe todo, o casi todo, en lo que concierne al futuro. El problema es que suelen especializarse en ello y no son capaces de intentar adaptarse a su propio presente ni trabajar en él por falta de recursos propios. Otra cosa en que son “muy buenos” es que la mayoría de sus profecías suelen ser negativas.

Bien, y ¿qué problema puede haber con este tipo de profetas?, me dirás. Las profecías negativas según como se pronuncien se suelen autorealizar. Es decir, solo por el simple hecho de enunciarse, empiezan a convertirse en realidad. Si un entrenador, por ejemplo, le dice a un jugador que es muy malo, lo que suele pasar con frecuencia es que el jugador se lo cree y comienza a comportarse como si en verdad lo fuera. ¿Cómo? Se desanima, empieza a tener pensamientos negativos, trabaja menos, comienza a pasar de todo. Quizás te suene. También sucede que las personas a su alrededor colaborar en este esfuerzo, incluso sin proponérselo. El entrenador que lo ha profetizado deja de preocuparse por alguien a quien cree malo. Con los compañeros puede pasar lo mismo. Al cabo de un tiempo, no demasiado, se cumple la profecía: el jugador se vuelve malo de solemnidad. El entrenador-profeta ve aumentado su prestigio.

Todo esto igual de suena a chino, pero sucede muchas más veces de las que piensas. Hay muchas personas, sobre todo en el mundo de la educación y del deporte, que sin querer practican este tipo de comunicación. Pero el hecho de que no lo hagan a propósito no significa que no puedan ocasionar daños. De modo que, olvida este tipo de profecías y si alguna vez te ves implicado en una de ellas intenta simplemente trabajar duro para llevarle la contraria. Olvida al profeta y céntrate en atacar la profecía, en darle la vuelta. Si tú quieres lo puedes hacer sin demasiadas dificultades. A Michael Jordan no lo quisieron al principio en su equipo del instituto. En lugar de aceptarlo se rebeló y trabajó muy duro por su cuenta. Fue el principio del cambio.

Estás en este mundo para robar todo lo que puedas… mejorarlo y, después, compartirlo.

Lleva siempre contigo una pequeña libreta y anota detalles de todo tipo: cosas que te preocupan, errores que crees que has cometido, cosas concretas que deberías mejorar, ejercicios que te llaman la atención, detalles técnicos de importancia que deberías recordar allá donde vayas, detalles de partidos, sensaciones después de entrenar y de jugar, etc... Y no solo cuestiones directamente relaciones con el baloncesto, sino cualquier cosa, cualquier idea te te llame la atención y que puedas utilizar más adelante. Eso es robar.

Jugar bien a baloncesto no solo es entrenar duro. Son un montón de cosas más. Tener una libreta te va a ayudar mucho. Anota todo lo que se te ocurra, todos los pensamientos que quieras, pon siempre la fecha y revísala de vez en cuando. La convertirás en una buena herramienta de trabajo y de mejora.

#jugadores

Todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos. -Humberto Maturana

Conversar es una cosa y hablar es otra. Son muy distintas. O considera que conversar es hablar con un cierto propósito y en el que puedes adquirir conocimiento. El lenguaje es una herramienta y, como tal, la podemos utilizar bien o mal. Algunos estudios sobre nuestra capacidad de hablar muestran que un sesenta y cinco por ciento lo utilizamos en cuestiones sociales. Por decirlo de otra forma, en chismorreos. Tan solo solemos dedicar el trece por ciento para cuestiones de estudio o trabajo.

No es suficiente con entrenar, con estar muchas horas en la pista. Para entender el baloncesto necesitas una inmersión más profunda. Hay que leer libros, ver vídeos, ver partidos en directo, por televisión, y… conversar, sobre todo aquello que afecta a tu juego. Intenta que, al menos, el diez por ciento de tu tiempo de habla lo dediques a conversar sobre baloncesto. Puedes hacerlo con tus compañeros de equipo, con amigos que jueguen en otros clubs, con entrenadores, con aficionados, en fin, con cualquiera. Para seguir mejorando necesitas sumergirte de lleno en lo que más te gusta. Y no solamente hay un camino, sino que hay muchos.

Cambiemos nuestras conversaciones y cambiará nuestra vida. -Humberto Maturana

Hay jugadores que antes de fichar por un equipo quieren saber si van a jugar muchos minutos. Hay, también, entrenadores, que prometen determinado número de minutos cuando quieren incorporar a un jugador que les interesa.

Intenta evitar esta (auto)trampa. Ningún entrenador es capaz de saber los minutos que va a jugar regularmente un jugador. Piensa que si alguien te promete esto, es la cosa más fácil de incumplir. Y cuando pase oirás un buen número de justificaciones (excusas) para demostrarte porqué has jugado menos de lo que te prometieron.

Pero volviendo a ti, pedir que se comprometan a unos determinados minutos es un trampa. Si supieras con exactitud los minutos que has de jugar acabarías reduciendo tu nivel de esfuerzo de manera casi inconsciente y la tendencia sería sentirte satisfecho. Para qué entrenar mas duro si ya sé el tiempo que voy a jugar. Por otro lado, si juegas menos de lo que te dijeron vas a empezar a estresarte y preguntarte porqué no juegas hasta pensar que los minutos en juego no dependen de ti sino de causas externas.

Si quiere jugar más minutos, gánatelos. Es la única mentalidad posible para crecer como jugador.

Recuerda también que es más importante la calidad de los minutos que juegas que la cantidad. Se aprende más, aportarás más a tu equipo en 5 minutos de mucha calidad que en 20 de poco nivel. Tú mismo, decide qué es lo que más te interesa.

#jugadores

Los fundamentos, la técnica individual, es lo más importante del juego. Dominar los fundamentos requiere mucho tiempo, esfuerzo y paciencia. Los sistemas de juego, no son importantes. Claro que has de aprender, además de los fundamentos, a moverte por la pista, pero eso no se aprende practicando jugadas o sistemas de juego. Los sistemas son, precisamente, para cuando un equipo, aparte de tener sus componentes una buena técnica individual, también saben moverse por la pista, utilizar convenientemente los espacios y sacarles provecho. Pero, repito, saber cómo moverse no se aprende con sistemas.

De modo que cuándo comenzar a utilizar sistemas no es solo una cuestión de edad sino también de tener los conocimientos técnicos suficientes para empezar a sacarle provecho. Las “jugadas”, los sistemas, deberían dejarse para equipos senior y con un cierto nivel. Tu trabajo básico se ha de centrar en la técnica individual y en el desarrollo del juego colectivo sin que intervenga ningún tipo de sistema.

Piensa, además, que un determinado sistema o movimiento táctico depende del tipo de equipo en el que te encuentres, de la filosofía de cada entrenador, de los compañeros que tienes. Eso puede variar cada temporada, tanto si al equipo se incorporan nuevos jugadores, como si otros se van, o cambia el entrenador y, especialmente, si cambias tú de club. Los roles van a ser diferentes, los sistemas también. En cambio, toda la técnica individual y el hecho saber moverte por la pista, la vas a llevar siempre contigo, vayas donde vayas. Mientras más la domines más vas a poder adaptarte a nuevos entornos, nuevos compañeros y nuevos entrenadores.

Los fundamentos has de continuar trabajándolos siempre. Te pongo un ejemplo: si un gran tirador, de altísimo nivel, como ya domina el tiro dejara de practicarlo continuamente, ¿qué crees que ocurriría? Fácil, ¿no? Al cabo de poco tiempo su nivel de acierto descendería. Mientras más dominas una cosa más has de continuar ejercitándote en ella para seguir dominándola y no retroceder.

En la primera parte de este artículo decía: “acostúmbrate a entrenar siempre en modo máximo rendimiento”.

Para entrenar en modo máximo rendimiento uno de los aspectos claves es en dónde fijamos nuestra atención. Al principio, cuando aún somos muy novatos, nos cuesta enormemente fijar la atención en donde deberíamos hacerlo. Por ejemplo, si cuando he de jugar un 1c1 con un compañero de equipo estoy con la vista (atención visual) clavada en el suelo, no me va a servir de gran cosa. A lo mejor conseguiré superarlo en ese momento, pero no me servirá en un partido. Cuando, poco a poco, vaya consiguiendo mejorar mi técnica individual, podré centrar mi atención en los detalles que más interesan en esa acción concreta (colocación de mis compañeros, visualización de la canasta, etc). Cuando nos vamos convirtiendo en jugadores expertos, la atención sigue siendo necesaria.

Uno de los aspectos en los que aquí quiero insistir es en dónde fijamos nuestra atención cuando no intervenimos directamente en un ejercicio. Cuando eso ocurre (por ejemplo, en cualquier ejercicio de contraataque, o por oleadas) en los equipos jóvenes es frecuente observar que aquellos que no participan directamente en ese preciso instante, se entretienen hablando entre ellos, riendo o incluso aprovechan el momento para sentarse en los soportes de la canasta. Nuestra atención ha de estar siempre dirigida a lo que ocurre en la pista, aunque esto suceda a 15 metros de distancia. Aunque no intervengamos, todo lo que ocurre allí, lo que en aquel momento llevan a cabo otros compañeros, nos afecta siempre. Podemos aprender mucho de los errores (y aciertos) que cometen los demás jugadores. Intenta, pues, tener siempre la atención puesta en todo lo que ocurre en la pista, aunque tú no intervengas directamente en ese momento.

Quizás pienses que es un detalle que ya haces. No estés tan seguro. Coméntaselo a algún compañero y evaluaros los dos en el próximo entrenamiento. Quizás os llevéis una sorpresa.

Piensa que aunque estés jugando cien años seguidos no vas a poder cometer todos los errores posibles, de modo que, aprovecha y aprende también de los errores de los demás.

#jugadores #entrenadores

Vale, los árbitros se equivocan. Y mucho. De acuerdo, pero y tú, ¿no te equivocas nunca? Analízalo y verás que te equivocas al menos tanto como ellos. Él suele estar solo ante el peligro, aunque en según que categorías son dos, y ha de estar siempre vigilando a diez tíos que corren sin parar por toda la pista. Tú, si quieres, puedes relajarte un instante y dejar la iniciativa a tus compañeros. El árbitro no puede hacerlo, si no la puede liar. Tú sueles entrenar tres días a la semana para mejorar. Los árbitros no profesionales, que son casi todos, no entrenan situaciones de juego porque entre semana prácticamente no hay partidos. Han de confiar que podrán solucionar sus errores en el partido siguiente sin haber practicado.

¿Qué por qué los defiendo tanto? No lo hago, simplemente quiero que te des cuenta de que no lo tienen tan fácil como tú piensas. Y si no lo acabas de ver, ponte a arbitrar un día de estos. A ver qué pasa.

Los arbitrajes, los árbitros, es otra de las muchas cosas que no puedes controlar. Es más, cualquier intento de hacerlo te puede resultar fatal, para ti y para tu equipo. De modo que has de ser inteligente. Simplemente, ayúdales, colabora con ellos ¿Cómo? Ahora te doy algunas ideas.

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#jugadores

Acostúmbrate a entrenar y a jugar siempre en modo máximo rendimiento. Sobre todo cuando las cosas te parece que no acaban de salir.

El entrenamiento es el segundo lugar donde se cocina casi todo. De los otros dos lugares, el primero es tu cerebro y el tercero, la competición. Cuando entrenas se supone que estás en el lugar quieres estar y dispuesto a compartir tu baloncesto con un par de entrenadores y unos cuantos jugadores como tú. Son tu equipo y has de darlo todo por ellos.

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¿Eres un jugador entrenable?

#jugadores

Los médicos, antes de atreverse a operar a alguien, se aseguran mucho de que el paciente sea operable. Si no el remedio puede ser peor que la enfermedad. Para ello llevan a cabo una serie de pruebas, llamadas preoperatorias, como análisis de sangre, electrocardiogramas, y todo lo que haga falta, antes de saber si pueden realizar la operación. Si creen que la persona no es operable, no la operan, o bien evalúan escrupulosamente todos los riesgos que podría implicar hacerlo. Y suelen informar debidamente al paciente antes de tomar una decisión.

La pregunta siguiente es fundamental que sepas responderla con sinceridad: ¿eres entrenable?

El entrenador de un equipo de alto nivel puede hacer algo parecido a lo que hacen los médicos; si cree que un jugador a prueba no es entrenable para él, no lo ficha (dejemos de un lado el tema de los presupuestos del club).

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