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Todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos. -Humberto Maturana

Conversar es una cosa y hablar es otra. Son muy distintas. O considera que conversar es hablar con un cierto propósito y en el que puedes adquirir conocimiento. El lenguaje es una herramienta y, como tal, la podemos utilizar bien o mal. Algunos estudios sobre nuestra capacidad de hablar muestran que un sesenta y cinco por ciento lo utilizamos en cuestiones sociales. Por decirlo de otra forma, en chismorreos. Tan solo solemos dedicar el trece por ciento para cuestiones de estudio o trabajo.

No es suficiente con entrenar, con estar muchas horas en la pista. Para entender el baloncesto necesitas una inmersión más profunda. Hay que leer libros, ver vídeos, ver partidos en directo, por televisión, y… conversar, sobre todo aquello que afecta a tu juego. Intenta que, al menos, el diez por ciento de tu tiempo de habla lo dediques a conversar sobre baloncesto. Puedes hacerlo con tus compañeros de equipo, con amigos que jueguen en otros clubs, con entrenadores, con aficionados, en fin, con cualquiera. Para seguir mejorando necesitas sumergirte de lleno en lo que más te gusta. Y no solamente hay un camino, sino que hay muchos.

Cambiemos nuestras conversaciones y cambiará nuestra vida. -Humberto Maturana

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Los fundamentos, la técnica individual, es lo más importante del juego. Dominar los fundamentos requiere mucho tiempo, esfuerzo y paciencia. Los sistemas de juego, no son importantes. Claro que has de aprender, además de los fundamentos, a moverte por la pista, pero eso no se aprende practicando jugadas o sistemas de juego. Los sistemas son, precisamente, para cuando un equipo, aparte de tener sus componentes una buena técnica individual, también saben moverse por la pista, utilizar convenientemente los espacios y sacarles provecho. Pero, repito, saber cómo moverse no se aprende con sistemas.

De modo que cuándo comenzar a utilizar sistemas no es solo una cuestión de edad sino también de tener los conocimientos técnicos suficientes para empezar a sacarle provecho. Las “jugadas”, los sistemas, deberían dejarse para equipos senior y con un cierto nivel. Tu trabajo básico se ha de centrar en la técnica individual y en el desarrollo del juego colectivo sin que intervenga ningún tipo de sistema.

Piensa, además, que un determinado sistema o movimiento táctico depende del tipo de equipo en el que te encuentres, de la filosofía de cada entrenador, de los compañeros que tienes. Eso puede variar cada temporada, tanto si al equipo se incorporan nuevos jugadores, como si otros se van, o cambia el entrenador y, especialmente, si cambias tú de club. Los roles van a ser diferentes, los sistemas también. En cambio, toda la técnica individual y el hecho saber moverte por la pista, la vas a llevar siempre contigo, vayas donde vayas. Mientras más la domines más vas a poder adaptarte a nuevos entornos, nuevos compañeros y nuevos entrenadores.

Los fundamentos has de continuar trabajándolos siempre. Te pongo un ejemplo: si un gran tirador, de altísimo nivel, como ya domina el tiro dejara de practicarlo continuamente, ¿qué crees que ocurriría? Fácil, ¿no? Al cabo de poco tiempo su nivel de acierto descendería. Mientras más dominas una cosa más has de continuar ejercitándote en ella para seguir dominándola y no retroceder.

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Vale, los árbitros se equivocan. Y mucho. De acuerdo, pero y tú, ¿no te equivocas nunca? Analízalo y verás que te equivocas al menos tanto como ellos. Él suele estar solo ante el peligro, aunque en según que categorías son dos, y ha de estar siempre vigilando a diez tíos que corren sin parar por toda la pista. Tú, si quieres, puedes relajarte un instante y dejar la iniciativa a tus compañeros. El árbitro no puede hacerlo, si no la puede liar. Tú sueles entrenar tres días a la semana para mejorar. Los árbitros no profesionales, que son casi todos, no entrenan situaciones de juego porque entre semana prácticamente no hay partidos. Han de confiar que podrán solucionar sus errores en el partido siguiente sin haber practicado.

¿Qué por qué los defiendo tanto? No lo hago, simplemente quiero que te des cuenta de que no lo tienen tan fácil como tú piensas. Y si no lo acabas de ver, ponte a arbitrar un día de estos. A ver qué pasa.

Los arbitrajes, los árbitros, es otra de las muchas cosas que no puedes controlar. Es más, cualquier intento de hacerlo te puede resultar fatal, para ti y para tu equipo. De modo que has de ser inteligente. Simplemente, ayúdales, colabora con ellos ¿Cómo? Ahora te doy algunas ideas.

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#jugadores

Acostúmbrate a entrenar y a jugar siempre en modo máximo rendimiento. Sobre todo cuando las cosas te parece que no acaban de salir.

El entrenamiento es el segundo lugar donde se cocina casi todo. De los otros dos lugares, el primero es tu cerebro y el tercero, la competición. Cuando entrenas se supone que estás en el lugar quieres estar y dispuesto a compartir tu baloncesto con un par de entrenadores y unos cuantos jugadores como tú. Son tu equipo y has de darlo todo por ellos.

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¿Eres un jugador entrenable?

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Los médicos, antes de atreverse a operar a alguien, se aseguran mucho de que el paciente sea operable. Si no el remedio puede ser peor que la enfermedad. Para ello llevan a cabo una serie de pruebas, llamadas preoperatorias, como análisis de sangre, electrocardiogramas, y todo lo que haga falta, antes de saber si pueden realizar la operación. Si creen que la persona no es operable, no la operan, o bien evalúan escrupulosamente todos los riesgos que podría implicar hacerlo. Y suelen informar debidamente al paciente antes de tomar una decisión.

La pregunta siguiente es fundamental que sepas responderla con sinceridad: ¿eres entrenable?

El entrenador de un equipo de alto nivel puede hacer algo parecido a lo que hacen los médicos; si cree que un jugador a prueba no es entrenable para él, no lo ficha (dejemos de un lado el tema de los presupuestos del club).

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¿Juegas a baloncesto? Empieza por configurar tu cerebro

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Tú no eres tu cerebro. Díselo para que lo sepa.

Algunas ideas breves sobre el cerebro.. En principio tu cerebro controla una serie de cosas para que tú te puedas despreocupar. Es como viene de serie. Por ejemplo, no es necesario que te preocupes por respirar, o por hacer la digestión. Sin embargo, otra serie de cosas las has de configurar tú. Pensar es una de ellas. Una cosa es dejar que el cerebro divague todo el día y escoja él los pensamientos (es imposible que no esté ocupado en algo) y otra muy distinta es esforzarte para que se centre en lo que a ti te interesa. El cerebro no está diseñado para pensar, sino todo lo contrario, es decir, para no tener que pensar. Pero, por suerte, somos curiosos por naturaleza y nos gusta pensar. Sin embargo eso tiene un coste elevado. Requiere mucho esfuerzo (gasto de energía) y no es seguro que aquello que pensamos sea cierto al cien por cien, o sea, que no es demasiado fiable. Por eso el cerebro a la que encuentra algunas dificultades intenta llevarte por otro camino. O sea, que es muy perezoso y, si no lo acostumbras antes, hay que estar constantemente diciéndole en lo que tiene que pensar y como tiene que hacerlo.

Bien, ¿y qué tiene que ver esto contigo y con el baloncesto? Como he dicho se trata más bien de saber qué pensar y cómo pensarlo. En vez de dejar que el cerebro elija lo que quiere pensar en relación al baloncesto, eres tú el que ha de escoger lo que ha de pensar.

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¿Por qué el baloncesto son tres deportes y no uno solo?

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Es posible que muchos de los partidos que tu equipo gane tú estés en el banquillo. Aprende a colaborar en la victoria

Quizás esto que te voy a decir te sorprenda, pero es posible que pueda ayudarte a entender mejor el juego y a cambiar de chip con rapidez en los partidos. Se trata en realidad un otro truco práctico. Cuando juegas a baloncesto, en realidad, no estás praticando solamente un deporte sino tres: el primer deporte es cuando atacas. Ahí necesitas unas ciertas habilidades. El segundo, cuando defiendes. Ahí necesitas otro tipo de habilidades distintas a las anteriores. El tercero, cuando estás en el banquillo mientras otros compañeros juegan. Para estar ahí también se necesita dominar ciertas aptitudes.

Como puedes ver el baloncesto se parece al triatlón. Pocos triatletas son excelentes en las tres disciplinas: nadar, ir en bici, correr. Para competir dignamente es necesario tener un nivel correcto en las tres. Y aunque algunos, además, son muy buenos en una de ellas, al final suele ganar el que es capaz de mantener un gran equilibrio entre los tres. En el baloncesto ocurre lo mismo.

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