¡Cuidado con las profecías!

Un profeta, en nuestro caso un entrenador-profeta, suele ser alguien que sabe todo, o casi todo, en lo que concierne al futuro. El problema es que suelen especializarse en ello y no son capaces de intentar adaptarse a su propio presente ni trabajar en él por falta de recursos propios. Otra cosa en que son “muy buenos” es que la mayoría de sus profecías suelen ser negativas.

Bien, y ¿qué problema puede haber con este tipo de profetas?, me dirás. Las profecías negativas según como se pronuncien se suelen autorealizar. Es decir, solo por el simple hecho de enunciarse, empiezan a convertirse en realidad. Si un entrenador, por ejemplo, le dice a un jugador que es muy malo, lo que suele pasar con frecuencia es que el jugador se lo cree y comienza a comportarse como si en verdad lo fuera. ¿Cómo? Se desanima, empieza a tener pensamientos negativos, trabaja menos, comienza a pasar de todo. Quizás te suene. También sucede que las personas a su alrededor colaborar en este esfuerzo, incluso sin proponérselo. El entrenador que lo ha profetizado deja de preocuparse por alguien a quien cree malo. Con los compañeros puede pasar lo mismo. Al cabo de un tiempo, no demasiado, se cumple la profecía: el jugador se vuelve malo de solemnidad. El entrenador-profeta ve aumentado su prestigio.

Todo esto igual de suena a chino, pero sucede muchas más veces de las que piensas. Hay muchas personas, sobre todo en el mundo de la educación y del deporte, que sin querer practican este tipo de comunicación. Pero el hecho de que no lo hagan a propósito no significa que no puedan ocasionar daños. De modo que, olvida este tipo de profecías y si alguna vez te ves implicado en una de ellas intenta simplemente trabajar duro para llevarle la contraria. Olvida al profeta y céntrate en atacar la profecía, en darle la vuelta. Si tú quieres lo puedes hacer sin demasiadas dificultades. A Michael Jordan no lo quisieron al principio en su equipo del instituto. En lugar de aceptarlo se rebeló y trabajó muy duro por su cuenta. Fue el principio del cambio.